02 agosto 2011

BAJAR LA EDAD DE IMPUTABILIDAD NO ES SUFICIENTE.

El editorial de El Observador del 30 de julio titulado “Bajar la edad de imputabilidad no es la solución” merece ser comentado, sobre todo en el marco de la campaña de recolección de firmas que los principales dirigentes colorados y blancos llevan a cabo con el objeto de bajar la edad de imputabilidad.


Dice el editorial en su primera afirmación que “bajar la edad de imputabilidad poco aporta al abatimiento de la delincuencia juvenil”, y agrega inmediatamente que la recolección de firmas es una “masiva protesta ciudadana contra la inseguridad pública”  para que “el gobierno acelere soluciones que hasta ahora avanzan a paso de tortuga”. Continúa diciendo que “no es solución bajar de 18 a 16 años la edad” para “ser juzgado penalmente igual que los adultos”, y argumenta que esos dos años “no cambian la proclividad al delito en jóvenes provenientes de disgregados entornos sociales”. Agrega que las experiencias en países que han bajado la edad no han sido positivas porque no reducen la delincuencia juvenil, solo aumentan la población carcelaria, otro problema crítico en Uruguay.
Foto de subrayado.com.uy

Continúa El Observador, que su objeción principal – la del diario, no de los opositores políticos – es que los adolescentes delincuentes “no deben ser imputables a partir de cierta edad sino de acuerdo a la gravedad de su fechoría y su personalidad”. Este sistema parece ser el más acertado y justo, y es el que se aplica en Gran Bretaña y Estados Unidos.

En estos países no hay un límite etáreo sino una conjunción del delito y las características psicológicas y temperamentales del joven que lo comete, lo que es analizado por expertos y sobre el informe de estos el Poder Judicial resuelve.

COMENTO.  Estoy de acuerdo que muchas firmas constituyen una forma de expresar disconformidad con la política de seguridad que lleva adelante el gobierno. Agobiados por la ola de violencia y robos que sufrimos los orientales muchos compatriotas han  optado por estampar sus firmas en las papeletas para así presionar al gobierno y exigir que haga algo porque el problema nos ha desbordado.

Estoy de acuerdo con la afirmación principal del editorial: bajar la edad de imputabilidad no es la solución. Y seguramente ningún gobierno, ni siquiera uno encabezado por Pedro Bordaberry o Luis Lacalle, manejaría esa posibilidad como positiva. Lo que sucede – y El Observador lo dice soslayadamente – es que la inacción del gobierno obliga a la oposición política a tomar alguna medida, a hacer algo para atender los reclamos de la gente, y el camino más efectivo parece ser este, pues cualquier iniciativa política a nivel ejecutivo o parlamentario está condenada a ser rechazada por la maraña frenteamplista.

También comparto que nadie se convierte en delincuente de un día para el otro o en un período de dos años. El proceso es mucho más extenso y complejo, e involucra a la familia, la educación y algo de lo que el presidente José Mujica ha hablado en los últimos tiempos, la transmisión de valores.

Sobre la preocupación de la sobrepoblación carcelaria, la solución no pasa por no procesar delincuentes ni liberar a los que están cumpliendo pena, en todo caso habrá que hacer más cárceles. Lamentable pero real, porque la primer prioridad de todo gobierno es asegurar el bienestar de los ciudadanos honestos que son los que sacan el país adelante. Los mensajes contrarios que da el gobierno equiparando trabajadores y delincuentes frenan el crecimiento económico y moral de la sociedad y eso es muy grave.

Bajar la edad de imputabilidad no es suficiente. Gobierno y oposición deberían estudiar la posibilidad de adaptar el sistema según el modelo de Estados Unidos o Gran Bretaña, pero a la vez atender las carencias de la educación y la crisis de la familia. En esta última primero y en la educación después, es donde cada ciudadano recibe, conserva y trasmite los valores que nos están faltando.

Líber del Fuerte.

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