25 julio 2011

MATANZA EN NORUEGA E INCAPACIDAD DE LAS AUTORIDADES PARA DETECTAR LA AMENAZA ANUNCIADA.


El tema en Uruguay y de todos los uruguayos hoy es, evidentemente, el fútbol y la conquista de la 15ta. Copa América. Pero hay otros temas en la agenda, por más que los diarios, las radios y los canales de televisión centren su información en el evento deportivo que nos tiene a todos muy contentos y orgullosos. La tragedia ocurrida el viernes en Noruega que costó la vida a 93 personas, dejó muchísimos heridos y desaparecidos y cuyo responsable es un hombre de 32 años, de nombre Anders Behring Breivik, no debe sernos indiferente aunque haya ocurrido a miles de kilómetros de nuestra país, y en un contexto totalmente ajeno. En un mundo cada vez más cercano esos kilómetros que no separan de Oslo y Utoya no son nada.


Los objetivos de sus ataques fueron las oficinas del primer ministro y un campamento de jóvenes del partido laborista, muchos de ellos menores de edad, entre 14 y 18 años y de acuerdo a lo informado Breivik se entregó a las autoridades porque desea explicar públicamente su accionar, reconoció haber sido el autor de la matanza pero no reconoce su responsabilidad penal. Que haya sido detenido sin resistencia ni violencia ya es de por sí curioso debido a que quienes asumen estas actitudes criminales y brutales suelen suicidarse.
La cara del homicida. (Foto de El País).

MANIFIESTO. Según informa la BBC en su página Web, el hombre escribió por varios años un manifiesto que totalizó las 1.518 páginas titulado “2083: declaración de independencia europea”, en el que ataca el multiculturalismo, el marxismo, las mujeres, y a los inmigrantes entre otros, y su última entrada la publicó el viernes a las 12.51 horas, tres horas antes de que estalla la bomba es Oslo. Las últimas palabras del manifiesto son “pienso que esta será mi última entrada. Son las 12.51 del viernes 22 de julio”.

Para el psicólogo clínico forense Ian Stephern el texto escrito por Breivik  es “uno de los documentos más temibles que haya leído nunca”, el que “fue escrito por un hombre absolutamente meticuloso en el desarrollo de su filosofía” y “contiene una especie de historia de vida combinado con un CV y cosas así”.

El profesional comentó también que en la lectura del manifiesto pueden verse los problemas de personalidad de su creador. “En este caso particular, hay un grado considerable de obsesión que se fue desarrollando y la forma en que razonó y justificó esa necesidad de llegar a la acción y actuar de la forma en que lo hizo. Porque es un hombre del todo enajenado y la personalidad es bastante psicópata”.

Observa Ian Stephern que de haberse conocido el escrito con anticipación hubiese servido como una señal de alerta. “No hay duda: el documento contiene detalles  de su colección de armas, la forma en que reunió todos los explosivos, etcétera, detalles gráficos de los iba a hacer”.

El objetivo del homicida era realizar “una guerra preventiva contra los regímenes culturalmente marxistas/multiculturales de Europa”, “rechazar, vencer o debilitar la invasión/colonización islámica en curso, para tener una ventaja estratégica en una  guerra inevitable antes que la amenaza se materialice”. “La hora de la resistencia armada sonó”, escribió.

De acuerdo a ley noruega Breivik podrá estar 21 años en la cárcel, aunque la sentencia puede extenderse si el procesado constituye una amenaza pública.

DETALLES ATERRADORES. La maldad del noruego de 32 años se observa no solo en la meticulosidad de su accionar sino en el tipo de municiones que utilizó: balas para matar elefantes, estas son de tipo “expansivo” y por ellos sumamente destructoras. El Dr. Colin Poole dijo que las balas estallan dentro del cuerpo de sus víctimas y de esa forma dañan todos sus órganos haciendo muy difícil o imposible su recuperación.

El manifiesto, además de una proclama ideológica, es un diario de trabajo en el que Breivik detallaba el avance de su trabajo preparatorio. Escribió estar “en un cambio de fase de mi proyecto”,  y en ese cambio fundó una empresa minera y una granja justificando así la compra de productos explosivos y de fertilizantes útiles para fabricar bombas. “Ahora tengo que comprar legalmente un fusil semiautomático y una (pistola) Glock.

El diario “El País” informó que en mayo de 2011 detalló la compra de explosivos y sus desplazamientos, y arriba de una lista de productos necesarios para fabricar una bomba anotó irónicamente que “todo esto debe ser fácil de comprar, a menos que uno se llame Abdulá Rachid Mohamed”.

La BBC también dio a conocer que Anders Breivik tenía páginas de apoyo en redes sociales en Rusia, y los responsables del sitio vkontake.ru  las eliminaron.

COMENTARIO. Lo básico. Si algo puede enseñarnos una mentalidad como la del personaje que hoy es triste celebridad en el mundo, es su ironía sobre lo fácil que es para cualquiera adquirir armas o elementos para fabricar bombas (“todo esto debe ser fácil de comprar, a menos que uno se llame Abdulá Rachid Mohamed”, escribió).

Estamos acostumbrados a creer que los malos vienen de afuera, de otras tierras, y no vemos que aquí, entre nosotros, puede estar la semilla del mal. Cualquier Pérez, López, García o del Fuerte puede hoy o mañana despertarnos con el estruendo de una bomba, y cualquier ciudad del mundo puede ser el escenario elegido por el homicida.

Por otra parte es preocupante la incapacidad de las autoridades de detectar estas amenazas. Ya no solo las aparecidas en Internet a través de textos, videos o fotografías, sino las más simples como la compra de dispositivos y productos para armar una bomba y fusiles de alto poder destructivo. Se me ocurre que tal vez el propio Breivik quería, con sus anuncios y publicidad de sus acciones, ser detenido antes de cometer el crimen, pero eso nunca lo sabremos...

Finalmente algo que repito desde hace mucho tiempo, que parece obvio pero que debemos explicitar: el mal existe y no todo lo que parece bueno lo es. Existen y siempre hay – y habrá – personas que a pesar de la simpatía o aparente inocencia, están dispuestas a cargar con el mal y materializarlo. A veces en forma de atentados como el de Noruega que despierta la indignación de todos, pero otras mucho más sutiles y por eso no tan claras para todos, ni siquiera para sus víctimas.

Líber del Fuerte.

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