El presidente del Instituto del
Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU),
Javier Salsamendi, ha manifestado repetidamente su molestia por la decisión de
la jueza Estrella Pérez Azziz de prohibir el uso de módulos metálicos para
albergar allí a adolescentes infractores. El INAU dijo que apelará el
fallo.
ANTECEDENTES. El 13 de abril de
2011 el diario La República informó que el fiscal Enrique Viana presentó una
acción de amparo para impedir que el (INAU) utilice contenedores metálicos como
lugar de reclusión de adolescentes privado de libertad. El Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) había autorizado a aquel
instituto la implementación de aquellos contenedores para albergar allí a
menores, pero el fiscal argumentó que no son adecuados “para la internación
o reclusión de menores de edad” porque “el
Estado tiene obligaciones constitucionales y legales de protección”. También
sostuvo que se da un estado de “inconsecuencia de la responsabilidad pública
del Uruguay con el Derecho Penal Juvenil, que opera a partir de los 13 años
de edad”.
Agregó que el Estado “está
obligado a tener centros de reclusión juveniles (…) en donde sea posible hacer
efectivas aquellas privaciones de libertad de adolescentes”, y las “mazmorras
metálicas” no satisfacen ese “designio legal”. Los contenedores “podrán servir como cárceles, o como
jaulas, pero jamás como recintos adecuados para recluir una población juvenil”;
abundó diciendo que sí son adecuados para “mortificar” y “torturar” porque son
como “hornos microondas (que) recalentarán odios y resentimientos de esa
juventud”.
“El Estado organiza protocolos para combatir la violencia intrafamiliar
contra los jóvenes, sin embargo desde su seno prohija formas similares de
violencia institucional. Su deber de coherencia fracasa”, agregó; y
finaliza diciendo que “en ningún caso se
permitirá que las cárceles sirvan para mortificar, y sí sólo para asegurar
a los procesados y penados, persiguiendo su reeducación, la aptitud para el
trabajo y la profilaxis del delito”.
Javier Salsamendi, presidente del INAU, debió prever que los módulos no serían aceptados. (Foto de diarioelheraldo.com.uy) |
Recuérdese que en marzo de 2009 el Relator Contra la Tortura de las
Naciones Unidas (ONU) observó gravemente a Uruguay por la utilización de
módulos de acero en el Penal de Libertad. Sobre estos dijo que Uruguay “los
debe cerrar lo antes posible por ser absolutamente crueles, inhumanos y
degradantes. Allí se realiza una violación sistemática de los derechos
humanos de las personas. Cada día que están abiertos es un día más de violencia
de normas establecidas en el derecho internacional y que Uruguay aceptó” (El
País 28 de marzo de 2009).
COMITÉ DE LOS DERECHOS DEL NIÑO. El coordinador del Comité de los Derechos del Niño, Luis Pedernera, recordó que las normas de 1990 en La Habana reglamentan los criterios internacionales sobre el albergue de los menores, y los módulos en cuestión “no están de acuerdo” con ellas. Uruguay “deberá pensar” los centros de reclusión y no repetir el modelo de “encierro y medicación compulsiva”.
POSICIÓN DEL INAU. El INAU ha
reaccionado molesto por la decisión de la Dra. Pérez Azziz. El gerente del Sistema de Ejecución de
Medidas a Jóvenes en Infracción (SEMEJI), Rolando Arbesún, dijo que lo resuelto
por la jueza es un torpedo a la línea de flotación del plan de transición del
INAU y recordó que “en este momento el Consejo de Educación Primaria está
usando módulos similares como aulas de clases” y “nadie se escandaliza por
ello”.
COMENTARIO. No entiendo la
argumentación de Arbesún. Es muy diferente el uso de esos módulos en las
escuelas que en el INAU. Si bien es verdad que las aulas deberían ser de
material, el uso de aquellos por Primaria no habilita a que otros organismos
del Estado hagan uso de ellos. En todo
caso el propio Instituto del Niño debería exigir que ninguna escuela haga uso
de ellos.
Tampoco es comparable la situación y el
cuidado que los escolares darán a esos módulos con la situación de los
infractores. Un salón metálico puede ser
muy bien acondicionado y durar por el propio mecanismo de uso que alumnos y
maestros hacen de él. Los escolares no destrozan centros educativos como si lo
hacen los menores internados y privados de libertad.
Pero lo más grave es que el
debate que se ha planteado sobre si debe usarse o no contenedores metálicos
para alojar menores infractores revela
la improvisación de las autoridades del INAU. No debería llamar la atención
de nadie que los módulos metálicos sean declarados inviables y en consecuencia
se prohíba su uso. El antecedente de
2009, cuando el Relator de la ONU criticó el uso de módulos de acero para
mayores debió ser suficiente para que Salsamendi previera que no serían
aceptados en jóvenes. Es una cuestión de lógica, pero el gobierno ha
demostrado no poseerla, ni siquiera con sus postulados históricos de supuesta
defensa de la dignidad humana.
Líber del Fuerte.
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