17 mayo 2011

DERECHOS HUMANOS Y LEY DE CADUCIDAD

Otra vez el debate sobre la Ley de Caducidad, el mismo que la sociedad enfrentaba cuando yo era adolescente…, nos hemos congelado en el tiempo y en lugar de mirar hacia adelante y encarar los múltiples y complejos desafíos contemporáneos y futuros, nos aferramos a asuntos cuyos protagonistas son septuagenarios u octogenarios. Y lo más curioso (por llamarlo de alguna forma) es que mi hijo que tiene la misma edad que yo en 1986 vive aquella misma polémica. De no creer ¿verdad?
Pero quienes dicen defender los derechos humanos y bajo esa muletilla están dispuestos a hacer todo para lograrlo (aún ignorar al pueblo y su voluntad manifestada de forma clara y contundente) caen, en su dinámica perversa, en una violación fragrante y escandalosa de uno de los derechos humanos fundamentales, sustento del sistema democrático, que es que los pueblos decidan por sí mismos sobre sus propios conflictos, y que los políticos elegidos por ese mismo pueblo acaten lo que el supremo decide, aún cuando no están de acuerdo con esa decisión.

La actitud de los políticos frentistas al querer atropellar al pueblo ignorando su deseo de mantener la Ley de Caducidad, ¿en qué se diferencia de las conductas autoritarias de los militares que ellos mismos critican y condenan? Paradójicamente la base filosófica del Frente Amplio al querer voltear una norma que el pueblo decidió dos veces mantener es la misma que justificó el golpe de estado y la dictadura que dicen condenar.

La esencia de la democracia está en el respeto y el subordinamiento a lo que el pueblo decida a través de los mecanismos legales y electorales vigentes y aceptados por todos, las peripecias o contorciones dialécticas para justificar o explicar el no acatamiento de la voluntad popular implica violentar esa esencia y en consecuencia al propio sistema, a la vez que abre caminos para que en el futuro cualquier “iluminado” pueda actuar contra las decisiones adoptadas por el pueblo e imponer su voluntad que considera correcta o mejor que la mayoritaria.

El Dr. Tabaré Vázquez tiene razón al afirmar que las mayorías no siempre tienen razón. Opino que el pueblo oriental se equivocó cuando en 2004 lo votó a él como presidente, y volvió a equivocarse en 2009 cuando eligió al Sr. José Mujica. Sin embargo ese error mayúsculo de nuestro pueblo cuyas consecuencias estamos sufriendo no autoriza a nadie a desconocer el pronunciamiento popular. Respecto a la Ley de Caducidad ocurre igual, a muchos ciudadanos no los satisface, los incomoda y es una piedra pesada, sin embargo la mayoría ha optado por mantenerla.

Por otra parte se ha dicho que la violación a los derechos humanos no puede plebiscitarse y que los pueblos están mandatados moralmente a castigar a quienes los han violado. Correcto, pero ¿por qué aplicar tan interesante teoría en beneficio de quienes intentaron asaltar las instituciones y derrocar el sistema democrático vigente entonces? Los celosos custodios de los derechos humanos deberían mostrarse igualmente sensibles ante las víctimas de la guerrilla violentista de los años 60 y 70 que lucharon, murieron y fueron torturadas por el solo delito de defender la democracia y la libertad de nuestro pueblo y en ese sentido deben mostrarse igualmente enérgicos para derogar o anular la Ley de Amnistía que perdonó a todos los que atentaron contra la democracia, incluso a muchos de ellos que huyeron al exterior y no cumplieron un solo día de prisión a pesar de haber actuado directa o indirectamente a favor del terror armado.

Ya es hora de que maduremos y superemos los conflictos del pasado.

Líber del Fuerte.

1 comentarios:

Mariano dijo...

10 Pts.

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