03 junio 2011

PEÑAROL ESTA EN LA FINAL. URUGUAY DE FIESTA.

Además de deportiva, el fútbol es en Uruguay una actividad social por naturaleza, y de primerísima línea. Nuestra historia de alegrías y penas, inclusive las más intensas, está en gran medida asociada al fútbol y éste ha sido desde hace más de cien años nuestro deporte por excelencia, el que ha canalizado lo mejor y lo peor de nosotros, el que hos representa en el exterior y nos hace sentir orgullosos como ninguna otra activadad a la que los uruguayos estemos avocados.

Peñarol festejando su pasaje a la final.
Foto de "El País"

Quienes han viajado a Europa saben que cuando dicen Uruguay sus interlocutores casi siempre ignoran dónde está ubicado nuestro país, algunos o muchos hasta nos confunden como parte de Argentina, pero lo que no ignoran es que sus ídolos deportivos son nacidos acá y de inmediato relacionan ese nombre de origen guaraní con Forlan, Suarez, Cavani, y si tienen memoria también con Aguilera, Fonseca, Recoba, solo por mencionar unos pocos y de la historia reciente de nuestro fútbol. No en vano se dice que Uruguay es tango, asado, mate y fútbol.

Pero desde hace muchos años la historia de nuestro deporte mayor estaba limitada por la mediocridad de los logros alcanzados. Durante muchos años nos fuimos acostumbrando a vivir atados a las glorias del pasado cuando un equipo u otro logró el título del mundo o la selección nacional despertaba la admiración nuestra y de todos por su forma de jugar y de ganar. Si los cuarentones vivíamos miando hacia atrás buscando lo que fuimos y ya no eramos, imaginen las generaciones más jóvenes, nuestros hijos, que apenas conocían la grandiosa azaña futbolística por lo que leían en revistas, encontraban en Internet o por lo que pudiéramos contarles. Generaciones enteras viviendo de las emociones que otros experimentaron como si se tratara de un pasado lejano, imposible de revivir.

Afortunadamente algunas cosas han cambiado y para bien. No se cuales, no podría decirlo con exactitud, esa es tarea para los periodistas deportivos, pero a juzgar por los resultados de los últimos tiempos puedo decir  y reiterar que en nuestro fútbol algo ha cambiado y ha sido para bien.

El mundial en Sud África fue prueba de ello. ¿Cuánto hacía que Uruguay no llegaba a los capítulos finales de un campeonato mundial? Y ahora esto que Peñarol ha logrado: estar en la final de la Copa de Libertadores, la competencia más importante del continente. Y cuando hoy todos los diarios de América y del mundo se refieran al tema estarán hablando del Club Atlético Peñarol si, pero también de Uruguay, y la sola mencion nos posiciona en los escalones del prestigio internacional.

Por otra parte, y esto es muy importante, la victoria de Peñarol fortalece los vínculos de los miles de compatriotas desparramados por todo el mundo, porque allí donde hay una comunidad ogrupo de uruguayos, en cualquier rincón del planeta, allí hubo emoción y abrazos, y seguramente un gran y sano sentimiento de orgullo acicatado por la nostalgia y los recuerdos de lugares, olores y personas.

El mismo orgullo y la misma emoción que muchos experimentaron aquí, en las calles de Montevideo o cualquier ciuad del interior cuando miles de hinchas salieron a festejar con sus banderas y camisetas, a gritar "arriba Peñarol". Un orgullo sano, que emociona y nos hace vibrar más allá de las simpatías personales por tal o cual club porque, repito, la llegada de Peñarol a la final es la llegada de Uruguay y por eso el país entero debe estar de fiesta.
 
Líber del Fuerte.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Tal cual, cuando un equipo uruguayo, sea cual sea, representa a un país, tendríamos que estar todos, no digo felices pero almenos alegre, que un equipo de un país tan chico llegue a una etapa como la que vive Peñarol hoy.

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