12 septiembre 2011

TODOS RECORDAMOS LO QUE HICIMOS EL 11 DE SETIEMBRE DE 2001.


Ayer el mundo entero recordó el terrible atentado sufrido por Estados Unidos el 11 de setiembre de 2001 cuando las emblemáticas Torres Gemelas, símbolo del poder, éxito y gloria norteamericanos, fueron derribadas causando la muerte a miles de personas inocentes y generando consecuencias psicológicas, emocionales y políticas en todo el mundo, cuyos efectos aún persisten y persistirán por muchos años más.


Los lectores coincidirán conmigo en que si bien el golpe mortal más caro lo sufrió Estados Unidos, sus coletazos nos afectaron a todos. Prueba de ello es que si hoy preguntamos a cualquier persona con que nos crucemos en la calle qué estaba haciendo aquel día, lo recuerda sin ningún inconveniente, y han pasado diez años ya.

El segundo avión nos dejó en claro que no
se trataba de un accidente. (Foto de
jokepa.wordpress.com)
RECUERDO TODO LO QUE HICE AQUEL DÍA. Desde entonces, el mundo ha dejado de ser seguro, porque si la nación más poderosa y segura de la tierra fue vulnerable ¿qué país, región o pueblo puede confiar en que por alguna razón a alguien no se le ocurrirá llevar adelante un atentado similar y acabar con la vida de miles de personas en muy pocos minutos?

Sin ningún esfuerzo puedo recordar aquella jornada.  Por aquel entonces yo escribía una columna semanal en Ultimas Noticias que en aquellos años salía en horas de la tarde. Mi jornada laboral había comenzado muy temprano y terminó después de las 22.00. A las 06.00 horas encendí la radio, escuché el informativo, a las 07.00 cambié de estación y puse el programa “En Perspectiva” que conducía – y conduce actualmente – Emiliano Cotelo en radio El Espectador. El programa se desarrolló normalmente con la estructura a la que estábamos acostumbrados, hasta que en determinado momento se abrió un paréntesis y el periodista nos informó que las cadenas de noticias daban cuenta de un accidente sin precedentes: un avión de línea se había estrellado contra una de las Torres Gemelas. Evidentemente nadie se imaginaba lo que se venía. Ni los periodistas ni quienes escuchábamos salimos de nuestro asombro, si es que esa era la sensación que nos invadía. Y las imágenes comenzaron a llegar. Hasta ese momento, en que a todos nos parecía una tragedia como nunca se había visto en la historia de la aviación, se calculaban miles de fallecidos y millones de dólares en pérdidas materiales.

Fotos de promisetobe.blogspot.com
Pero solo unos minutos duró el asombro. Cuando Emiliano Cotelo daba cuenta de que otro avión se había incrustado en la segunda torre la teoría del peor accidente aéreo se desvaneció y el asombro dejó lugar al estupor y las palabras “atentado terrorista”, “ataque aéreo al corazón de Estados Unidos” y otras similares comenzaron a aparecen en la boca de los periodistas de los distintos medios. Sentado frente a mi mesa de trabajo tomé la radio y cambié de estación, todas hablaban de lo mismo y todos los periodistas manejaban los mismos conceptos. La televisión enriquecía las palabras con imágenes que yo solo podía imaginar correspondían a una película de Steven Spielberg o escrito de H. G. Wells. Ojalá así hubiera sido, pero era pura realidad.

Lo que vino después es sabido y conocido: personas que ante la desesperación  se arrojaban al vacío desde las alturas de las torres, tal vez solo para evitar morir quemadas, para huir del calor sofocante, o con alguna esperanza de salvarse…; el fuego que crecía se multiplicaba y expandía de piso en piso; la noticia de que se trataría de varios aviones secuestrados, y que otros puntos de Estados Unidos también había sufrido atentados comenzó a salir a luz de forma fragmentada y confusa. ¿Cuántos aviones? ¿En qué puntos o zonas? ¿Hicieron impacto con sus objetivos? ¿Hay sobrevivientes? ¿Quiénes y por qué efectúan los ataques?...

(Foto de gees.org)
Ese día, 11 de setiembre de 2001, Ultimas Noticias en su edición vespertina fue el primer medio de comunicación escrito en informar sobre lo sucedido aquella mañana, se dedicaron todas las páginas a ello y, como era de esperar, el diario se agotó en todos los quioscos. Conseguir y guardar un ejemplar de aquella edición no fue fácil, ni siquiera para los periodistas de la casa.

Los días siguientes fueron de observación, análisis y tensa espera. Observábamos cómo reaccionaba el mundo en general y Uruguay en particular. Analizábamos causas y efectos: las radios acumularon horas en entrevistas a especialistas en religiones, terrorismo e islamismo; los canales de televisión hicieron programas especiales y los diarios escribieron litros de tinta señalando hechos y opinando. Y esperábamos con tensión la respuesta del gigante del norte. Para todos estaba claro que EEUU respondería, no cabía en la cabeza de nadie que luego de recibir golpe tan grande no reaccionaría. El presidente del momento era George Bush, pero hubiera sido igual si la Casa Blanca estuviera ocupada por un Cárter o Clinton, el gigante respondería y respondió con contundencia.

Muchos bomberos respiran con dificultad diez años después,
por la intoxicación de aquel 11 de setiembre
(foto de edicionesmedicas.com.ar)
HISTORIAS DE HEROISMO CONTRASTAN CON LA COBARDIA TERRORISTA. Entre la observación, en análisis y la tensa espera circuló información sobre los secuestradores, cómo operaron, el tiempo de preparación que tuvieron, cómo ingresaron a tierras norteamericanas, y la forma en que desarrollaron los atentados. La Agencia de Inteligencia comenzó a ser señalada como primer responsable por ser incapaz de no detectar los preparativos para una acción terrorista de aquella magnitud. Se explicó cómo y por qué cayeron las torres, el calor extremo que soportaron hasta el derrumbe, la contaminación de polvo que cubrió varias manzanas… y las historias de heroísmos grupales e individuales de los pasajeros, de los trabajadores que salvaron sus vidas o ayudaron para que otros se salvaran, los bomberos que lo arriesgaron todo o dejaron sus vidas bajo los escombros, los testimonios de los pasajeros de los aviones que viendo lo que sucedía se comunicaban con sus familias atreves de los celulares para despedirse y manifestarles amor por última vez. Hasta los animales jugaron un papel protagónico, especialmente un perro que salvó la vida de un ciudadano ciego.

No pretendo redactar aquí una crónica detallada de lo vivido aquellos días, apenas compartir con ustedes de forma llana unos pocos de los recuerdos más vívidos que guardo. No he consultado ni uno solo de mis archivos sobre aquella fatídica jornada, me he limitado a cerrar los ojos y revivir imágenes que no olvidaré jamás.

En mis columnas posteriores de Últimas Noticias y en el mensuario Punto de Vista en el que colaboraba me ocupé del tema en más de una oportunidad. Era inevitable. Recuerdo que mis reflexiones y pensamientos de aquellos in sucesos giraban en torno a dos ideas básicas que aún hoy conservo: la primera la constatación real e indudable de que el mal existe y que los seres humanos somos capaces de llevarlo a su extremo más siniestro; y la segunda que el heroísmo y la solidaridad son tan reales como el mismo mal.

Hay mucho más para decir, pero ya es hora de hacer silencio y continuar reflexionando, porque han pasado diez años ya, pero el potencial de odio y de destrucción de los seres humanos, continúa intacto.

Líber del Fuerte.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Quién es el tipo con la eyaculación más larga? Bin Laden, porque se volteó 2 gemelas y el polvo duró 2 meses (?)

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Hablando encerio: yo recerdo estar en clases, una maestra entro diciendo que unos terroristas habian robado algunos aviones militares y habian bombardeado los estados unidos, terminaron las clases y casi sali corriendo con mucha alegria, queria ver como le rompian la nacion a los gringos, y finalmente veo que solo es un autoatentado que fraude...

Liber del Fuerte dijo...

En lo que a mi refiere, amigo anónimo, discrepo en todo contigo. 1) La violencia siempre es mala y mucho mas si es asesina y causa de muerte de miles de inocentes, inclusive murió un ciudadanos uruguayo. 2)¿Debemos festejar que una nación se "rompa"? Creo que no, además parece que olvidas el bien que esa nación ha hecho al mundo en muchos aspectos (científico, tecnológico y aún bélico al salvar al mundo de los nazis)..., ¿cómo será que hasta Tabaré Vázquez y José Mujica miran con simpatía al Norte?,pero eso es harina de otro costal. Y 3)¿autoatentado?, no lo creo, pero muchos dudan que haya existido el holocausto, así que no me extraña que también duden de esto.
Anónimo, gracias por dejar tu opinión, aún discrepando es valiosa.

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